martes, 3 de marzo de 2009

Más de 350 años en la Villa de Puente Genil


Pocos son los datos que se tienen de Ntro. Padre Jesús en la Oración del Huerto de Puente Genil; según, algunos historiadores data de la segunda mitad del siglo XVII, siendo anterior al 1664 y de autor anónimo. En la segunda mitad del siglo XVII, la Oración del Huerto pertenecía a la Cofradía de la Caridad, venerándose en la desaparecida Ermita de la Caridad (Calle Don Gonzalo nº 3), junto a la Humildad y el Lavatorio.

En 1664 se constituye la Cofradía Matriz de la Humildad y Paciencia, a la que se unen las hermandades de la Oración del Huerto y el Lavatorio. Durante 30 años (1860-1890) se aloja en la también desaparecida Ermita de Santa Catalina (hoy, Plaza de la Mananta), siendo entorno al 1890 trasladadas al ex-convento de la Asunción, pasando en 1961 a su actual templo, la Iglesia de la Concepción.

La imagen de Ntro. Padre Jesús en la Oración del huerto, es una talla impactante, penetrante, reflejo de la agonía y la dulzura, de la majestuosidad divina y la debilidad humana, del sufrimiento y la victoria, del dialogo y la aceptación. Es una obra, a la que su pueblo, aun no se le ha reconocido todo aquello que merece.

Desde 1942 a 1958 realizaba estación de penitencia el Miércoles Santo, gracias al esfuerzo incansable de dos familias, Rivas y Carmona. Es en 1959, cuando un grupo de jóvenes de la villa, unos cuarenta (siendo numerosa parte de ellos empleados del Banco Central), deciden impulsar la devoción y hermandad de Ntro. Padre Jesús en la Oración del Huerto. Comienza una nueva era dentro de la historia de esta hermandad, cumpliendo hoy 50 años de esfuerzo, penitencia y devoción a la Oración en el Huerto. Medio siglo de historia y esplendor de una Cofradía y Hermandad, que tenía tanto amor a Cristo, que en 1986 incorporo a su devoción, a su Madre, Nuestra Señora de Victoria.

Cincuenta años llenos de retos, ilusión y sacrificio, que dan hoy una Hermandad y Cofradía exuberante, convertida en una gran familia. Donde, el amor a Cristo y a su Madre es el símbolo de unión, de la fuerza y de su existencia.

Aún, queda un largo camino por recorrer, dificultades que superar y retos por lograr; que haciendo cada día más hermandad se conseguirán.

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