jueves, 26 de marzo de 2009

Las Oraciones a Ntros. Excelsos Titulares.

Agrupación Musical Cristo de la Expiración, La Rambla.
El próximo 8 de marzo, Miércoles Santo, podremos disfrutar de las oraciones a Jesús y su Santísima Madre, por parte de dos bandas. Acompañando a Ntro. Padre Jesús en la Oración del Huerto la “Agrupación Musical Cristo de la Expiración” de La Rambla (Córdoba) y a Nuestra Señora de la Victoria la Banda de Música Ciudad de Porcuna, Jaén.

Las calles de nuestra Villa se llenaran de sones de oración, de notas de plegarias, y de penitencias cofrades. Puente Genil, contemplara como la Oración de Jesús y la Victoria propia y de su Madre, caminaran con fe, entusiasmo y pasión, en Estación de Penitencia.
Banda de Música Ciudad de Porcuna



viernes, 20 de marzo de 2009

La Destrucción de Sodoma


El nacimiento de esta Corporación se gestó, cuando los Hermanos del grupo de nazarenos "La Alondra", que por entonces acompañaban en su estación de penitencia a Ntro. Padre de la Humildad y Paciéncia, decidieron acometer este vasto proyecto, el día 2 de abril de 1972.

A partir del año 1.978, la Corporación languideció y llegó a fragmentarse en varios grupos que después formaron nuevas corporaciones.

En el año 1.987, el resto de la Corporación se fusionó e integró en su seno al grupo de nazarenos "Los Saduceos", con lo cual volvió a tomar nuevas fuerzas y a respirar como en sus mejores tiempos.

La Corporación como cualquier cosa viva, evoluciona constantemente y crece. En el año 2.001, La Corporación en pleno entró a formar parte de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús en la Oración del Huerto y María Santísima de la Victoria. Pasando así a ser estos los titulares oficiales de esta Corporación.

La Destrucción de Sodoma y 1º Grupo del Huerto son los puntos de luz que acompañan a cristo en su agonía, en su oración, en su amargura humana, en su paz inefable en el hondón de su espíritu, porque cumple la Voluntad santa de su Padre.

Se ha de mencionar que el Hermano Mayor de Ntro. Padre Jesús en la Oración del Huerto, del pasado año y el actual (por motivos de la lluvia, no se pudo realizar estación de penitencia) es un hermano de esta Corporación.

jueves, 19 de marzo de 2009

SAN JOSÉ


ESPOSO DE MARÍA y PADRE VIRGINAL DE JESUS

Modelo de padre y esposo, patrón de la Iglesia universal, de los trabajadores, de infinidad de comunidades religiosas y de la buena muerte.
A San José Dios le encomendó la inmensa responsabilidad y privilegio de ser esposo de la Virgen María y custodio de la Sagrada Familia. Es por eso el santo que más cerca esta de Jesús y de la Stma. Virgen María.

SÚPLICA A SAN JOSÉ

José dulcísimo y Padre amantísimo de mi corazón, a ti te elijo como mi protector en vida y en muerte; y consagro a tu culto este día, en recompensa y satisfacción de los muchos que vanamente he dado al mundo, y a sus vanísimas vanidades. Yo te suplico con todo mi corazón que por tus siete dolores y goces me alcances de tu adoptivo Hijo Jesús y de tu verdadera esposa, María Santísima, la gracia de emplearlos a mucha honra y gloria suya, y en bien y provecho de mi alma. Alcánzame vivas luces para conocer la gravedad de mis culpas, lágrimas de contrición para llorarlas y detestarlas, propósitos firmes para no cometerlas más, fortaleza para resistir a las tentaciones, perseverancia para seguir el camino de la virtud; particularmente lo que te pido en esta oración (hágase aquí la petición) y una cristiana disposición para morir bien. Esto es, Santo mío, lo que te suplico; y esto es lo que mediante tu poderosa intercesión, espero alcanzar de mi Dios y Señor, a quien deseo amar y servir, como tú lo amaste y serviste siempre, por siempre, y por una eternidad. Amén.

martes, 17 de marzo de 2009

Reseña histórico-artística de la imagen de Mª Stma. de la Victoria.


Obra del famoso escultor sevillano JUAN VENTURA, había sido encargada tiempo atrás, por una religiosa del asilo de ancianos desamparados de Solana de Ciudad Real, pidiéndole que la imagen estuviera inspirada en la Macarena de Sevilla.

El destino hizo que dicha religiosa se tuviera que trasladar al norte de España, y decidió abandonar su encargo. Esta obra fue de interés para muchas Cofradías de Andalucía, ofrecida también a la Oración del Huerto pontana. La Cofradía no dudo, cuando contemplo la imagen. La casualidad hizo que Maria, ¡Madre de Dios!, de belleza sublime y mirada celestial, viniera a la villa de Puente Genil.

La incorporación de la imagen de Nuestra señora de la Victoria se aprobó el 16 de febrero de 1986. El Martes Santo de 1986, 25 de marzo, llega la maravillosa imagen de María, que veneramos bajo la advocación de Mª Stma. de la Victoria, a la villa de Puente Genil. Tuvo que contemplar la Semana Santa pontana y por primera vez a su Hijo desde la calle Contralmirante Nº 20 primera planta letra A, residencia de la familia DEL PINO-GOMEZ DE CISNEROS. Donde, se instalo en un salón de dicha casa revestida con saya, tocado, manto y corona, cedidos por una Hermandad cordobesa y exhornos improvisados de hermanos de la Cofradía.

El sábado 7 de junio de 1986, fue bendecida en Solemne Función Religiosa oficiada por el Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo de Córdoba, Monseñor Infantes Florido. Tuvo lugar en el Ex –Convento de San Francisco (RR. MM. Mercenarias). Terminada la ceremonia se entonó una SALVE solemne y se procedió al multitudinario besamanos de María Santísima de la Victoria.

La Madre de Dios, quedaría expuesta junto a su hijo en su altar de la Iglesia de la Concepción. Sitio que ocupa hasta nuestros días.

La Semana Santa de 1987, tuvo que ver como su Hijo, Ntro. Padre Jesús en la Oración del Huerto, salía por la calles de Puente Genil; no permitiéndole a María, en advocación de Victoria, contemplar su Villa.

En 1988, después de muchas vicisitudes, Nuestra Señora de la Victoria pudo realizar estación de penitencia por las calles de Puente Genil. Aunque apartada de su hijo; pero con un pueblo expectante, que no quiso dejarla sola, que le dio su lugar para siempre.

Desde esa primera salida, en 1988 hasta hoy, la Muy Antigua y Fervorosa Hermandad y Cofradía de Ntro. Padre Jesús en la Oración del Huerto y Mª Stma. de la Victoria, ha sabido incrementar su legado, su amor a Cristo y a su Santa Madre, así como ser uno de los pilares fundamentales de nuestra Semana Santa, ejemplo de renovación, de buen hacer y entusiasmo. Sabiendo conservar, custodiar y mantener, así como progresar, ampliar y engrandecer.

viernes, 13 de marzo de 2009

Los Testigos Falsos de Jesús.


Los primeros datos sobre la existencia de la Corporación Bíblica, LOS TESTIGOS FALSOS DE JESÚS, como así se denomina, datan al año 1874, según consta en los archivos del Ilustre Ayuntamiento de nuestra localidad. Ha sufrido altibajos en el tiempo, como casi todas las corporaciones y hermandades del esta villa. Es en 1974 cuando se reorganiza, llegando a la actual época de esplendor que vive.

Desde los años 50 han pertenecido hermanos de esta Corporación a esta Cofradía, pero es a partir de los años 80 cuando el hermanamiento se incrementa de tal manera que no se concibe una sin la otra. La venida de Mª Stma. de la Victoria a esta Cofradía traería consigo, como “cual niño pan bajo el brazo”, el apoyo incondicional de esta Corporación. Muchísimos Hermanos Mayores de nuestros titulares han salido de los Testigos Falsos de Jesús, dos Cofrades Mayores, Capataces, Secretarios, Tesoreros, vocales, costaleros…

La historia reciente de esta Cofradía no se entiende sin los Testigos Falsos, todos pertenecen a la Cofradía, su esfuerzo y generosas aportaciones han contribuido enormemente a que adquiera el esplendor y grandeza actual.

Como dice el Cofrade Mayor Honorario de esta Hermandad, Enrique Cosano, esta Corporación es el mejor regalo que nos ha hecho la Virgen.

jueves, 12 de marzo de 2009

Historia de los discípulos.

(foto, misterio del lavatorio formado por los apóstoles del Huerto)

En 1999, el paso de misterio de la Oración en el Huerto de Puente Genil, incorpora a los tres apóstoles que acompañaron a Jesús a Getsemaní. La historia de estos apóstoles no es corta en el tiempo. Sabemos que formaron parte del paso de Misterio durante la primera mitad del siglo XX; es en 1959 cuando se retiran del paso de misterio y permanecen guardados en el Ex –Convento de la Asunción. En 1971 sufren una pequeña restauración por el artista pontanes Domingo Bordas Esojo, modificando los rasgos durmientes y algunos rasgos faciales, para formar la nueva composición del Lavatorio. En esta nueva composición, San Pedro sigue siendo el mismo; San Juan será San Felipe y, Santiago pasa a ser Jesús (Colocándose un rostrillo sobre el rostro original).

En 1991 la Cofradía del Lavatorio procesionaria con un nuevo misterio del artista Palos Chaparro y policromía, Juan Ventura. En 1998 la Cofradía del Huerto los recuperaría para incorporarlos al paso de misterio, siendo restaurados por el artista pontanes “Juanele”. En 1999 procesionaran de nuevo, tras la ampliación del paso.

Según los entendidos, las tallas de los discípulos de Jesús, pueden pertenecer al mismo periodo y escuela que la imagen de Cristo (anónimos, de la segunda mitad del siglo XVII y anteriores a 1664), ya que sus rasgos son similares, siendo de menor valor artístico por ser imágenes secundarias.

Por lo que podemos pensar, que siempre formaron parte del misterio de la Oración en el Huerto de Puente Genil.


viernes, 6 de marzo de 2009

A la Señora de la Victoria


Eres corona divina,
reina de las reinas,
obra celestial,
Victoria de Dios,
Madre de todos nosotros,
estandarte de la belleza sublime
y pasión terrenal.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Mensaje de S.S. Benedicto XVI para la Cuaresma 2009


Publicamos el Mensaje de S.S. Benedicto XVI para la Cuaresma del año 2009, que se inicia con la celebración del Miércoles de ceniza.

Al comenzar la Cuaresma, un tiempo que constituye un camino de preparación espiritual más intenso, la Liturgia nos vuelve a proponer tres prácticas penitenciales a las que la tradición bíblica cristiana confiere un gran valor: la oración, el ayuno y la limosna, para disponernos a celebrar mejor la Pascua y, de este modo, experimentar el poder de Dios que, como escucharemos en la Vigilia pascual, "ahuyenta los pecados, lava las culpas, devuelve la inocencia a los caídos, la alegría a los tristes, expulsa el odio, trae la concordia, doblega a los poderosos".

En mi tradicional Mensaje cuaresmal, este año deseo detenerme a reflexionar especialmente sobre el valor y el sentido del ayuno. En efecto, la Cuaresma nos recuerda los cuarenta días de ayuno que el Señor vivió en el desierto antes de emprender su misión pública. Leemos en el Evangelio: "Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de hacer un ayuno durante cuarenta días y cuarenta noches, al fin sintió hambre". Al igual que Moisés antes de recibir las Tablas de la Ley, o que Elías antes de encontrar al Señor en el monte Horeb, Jesús orando y ayunando se preparó a su misión, cuyo inicio fue un duro enfrentamiento con el tentador.

Podemos preguntarnos qué valor y qué sentido tiene para nosotros, los cristianos, privarnos de algo que en sí mismo sería bueno y útil para nuestro sustento. Las Sagradas Escrituras y toda la tradición cristiana enseñan que el ayuno es una gran ayuda para evitar el pecado y todo lo que induce a él. Por esto, en la historia de la salvación encontramos en más de una ocasión la invitación a ayunar. Ya en las primeras páginas de la Sagrada Escritura el Señor impone al hombre que se abstenga de consumir el fruto prohibido: "De cualquier árbol del jardín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio". Comentando la orden divina, San Basilio observa que "el ayuno ya existía en el paraíso", y "la primera orden en este sentido fue dada a Adán". Por lo tanto, concluye: "El 'no debes comer' es, pues, la ley del ayuno y de la abstinencia".

Puesto que el pecado y sus consecuencias nos oprimen a todos, el ayuno se nos ofrece como un medio para recuperar la amistad con el Señor. Es lo que hizo Esdras antes de su viaje de vuelta desde el exilio a la Tierra Prometida, invitando al pueblo reunido a ayunar "para humillarnos -dijo- delante de nuestro Dios". El Todopoderoso escuchó su oración y aseguró su favor y su protección. Lo mismo hicieron los habitantes de Nínive que, sensibles al llamamiento de Jonás a que se arrepintieran, proclamaron, como testimonio de su sinceridad, un ayuno diciendo: "A ver si Dios se arrepiente y se compadece, se aplaca el ardor de su ira y no perecemos". También en esa ocasión Dios vio sus obras y les perdonó.

En el Nuevo Testamento, Jesús indica la razón profunda del ayuno, estigmatizando la actitud de los fariseos, que observaban escrupulosamente las prescripciones que imponía la ley, pero su corazón estaba lejos de Dios. El verdadero ayuno, repite en otra ocasión el divino Maestro, consiste más bien en cumplir la voluntad del Padre celestial, que "ve en lo secreto y te recompensará". Él mismo nos da ejemplo al responder a Satanás, al término de los 40 días pasados en el desierto, que "no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios". El verdadero ayuno, por consiguiente, tiene como finalidad comer el "alimento verdadero", que es hacer la voluntad del Padre. Si, por lo tanto, Adán desobedeció la orden del Señor de "no comer del árbol de la ciencia del bien y del mal", con el ayuno el creyente desea someterse humildemente a Dios, confiando en su bondad y misericordia.

La práctica del ayuno está muy presente en la primera comunidad cristiana. También los Padres de la Iglesia hablan de la fuerza del ayuno, capaz de frenar el pecado, reprimir los deseos del "viejo Adán" y abrir en el corazón del creyente el camino hacia Dios. El ayuno es, además, una práctica recurrente y recomendada por los santos de todas las épocas. Escribe San Pedro Crisólogo: "El ayuno es el alma de la oración, y la misericordia es la vida del ayuno. Por tanto, quien ora, que ayune; quien ayuna, que se compadezca; que preste oídos a quien le suplica aquel que, al suplicar, desea que se le oiga, pues Dios presta oído a quien no cierra los suyos al que le súplica".

En nuestros días, parece que la práctica del ayuno ha perdido un poco su valor espiritual y ha adquirido más bien, en una cultura marcada por la búsqueda del bienestar material, el valor de una medida terapéutica para el cuidado del propio cuerpo. Está claro que ayunar es bueno para el bienestar físico, pero para los creyentes es, en primer lugar, una "terapia" para curar todo lo que les impide conformarse a la voluntad de Dios. En la Constitución apostólica "Pænitemini" de 1966, el Siervo de Dios Pablo VI identificaba la necesidad de colocar el ayuno en el contexto de la llamada a todo cristiano a no "vivir para sí mismo, sino para aquél que lo amó y se entregó por él y a vivir también para los hermanos".

La Cuaresma podría ser una buena ocasión para retomar las normas contenidas en la citada Constitución apostólica, valorizando el significado auténtico y perenne de esta antigua práctica penitencial, que puede ayudarnos a mortificar nuestro egoísmo y a abrir el corazón al amor de Dios y del prójimo, primer y sumo mandamiento de la nueva ley y compendio de todo el Evangelio.

La práctica fiel del ayuno contribuye, además, a dar unidad a la persona, cuerpo y alma, ayudándola a evitar el pecado y a acrecer la intimidad con el Señor. San Agustín, que conocía bien sus propias inclinaciones negativas y las definía "retorcidísima y enredadísima complicación de nudos", en su tratado "La utilidad del ayuno", escribía: "Yo sufro, es verdad, para que Él me perdone; yo me castigo para que Él me socorra, para que yo sea agradable a sus ojos, para gustar su dulzura". Privarse del alimento material que nutre el cuerpo facilita una disposición interior a escuchar a Cristo y a nutrirse de su palabra de salvación. Con el ayuno y la oración Le permitimos que venga a saciar el hambre más profunda que experimentamos en lo íntimo de nuestro corazón: el hambre y la sed de Dios.

Al mismo tiempo, el ayuno nos ayuda a tomar conciencia de la situación en la que viven muchos de nuestros hermanos. En su Primera carta San Juan nos pone en guardia: "Si alguno que posee bienes del mundo, ve a su hermano que está necesitado y le cierra sus entrañas, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?". Ayunar por voluntad propia nos ayuda a cultivar el estilo del Buen Samaritano, que se inclina y socorre al hermano que sufre.

Al escoger libremente privarnos de algo para ayudar a los demás, demostramos concretamente que el prójimo que pasa dificultades no nos es extraño. Precisamente para mantener viva esta actitud de acogida y atención hacia los hermanos, animo a las parroquias y demás comunidades a intensificar durante la Cuaresma la práctica del ayuno personal y comunitario, cuidando asimismo la escucha de la Palabra de Dios, la oración y la limosna. Este fue, desde el principio, el estilo de la comunidad cristiana, en la que se hacían colectas especiales, y se invitaba a los fieles a dar a los pobres lo que, gracias al ayuno, se había recogido. También hoy hay que redescubrir esta práctica y promoverla, especialmente durante el tiempo litúrgico cuaresmal.

Lo que he dicho muestra con gran claridad que el ayuno representa una práctica ascética importante, un arma espiritual para luchar contra cualquier posible apego desordenado a nosotros mismos. Privarnos por voluntad propia del placer del alimento y de otros bienes materiales, ayuda al discípulo de Cristo a controlar los apetitos de la naturaleza debilitada por el pecado original, cuyos efectos negativos afectan a toda la personalidad humana. Oportunamente, un antiguo himno litúrgico cuaresmal exhorta: "Utamur ergo parcius, / verbis, cibis et potibus, / somno, iocis et arctius / perstemus in custodia - Usemos de manera más sobria las palabras, los alimentos y bebidas, el sueño y los juegos, y permanezcamos vigilantes, con mayor atención.

Queridos hermanos y hermanas, bien mirado, el ayuno tiene como último fin ayudarnos a cada uno de nosotros, como escribía el Siervo de Dios el Papa Juan Pablo II, a donarse totalmente a Dios. Que en cada familia y comunidad cristiana, por tanto, se aproveche la Cuaresma para alejar todo lo que distrae el espíritu y para intensificar lo que alimenta el alma y la abre al amor de Dios y del prójimo. Pienso, especialmente, en un mayor empeño en la oración, en la lectio divina, en el Sacramento de la Reconciliación y en la activa participación en la Eucaristía, sobre todo en la Santa Misa dominical.

Con esta disposición interior entremos en el clima penitencial de la Cuaresma. Que nos acompañe la Bienaventurada Virgen María, Causa nostræ laetitiæ, y nos sostenga en el esfuerzo por liberar nuestro corazón de la esclavitud del pecado para que se convierta cada vez más en "tabernáculo viviente de Dios". Con este deseo, asegurando mis oraciones para que cada creyente y cada comunidad eclesial recorra un provechoso itinerario cuaresmal, os imparto de corazón a todos la Bendición Apostólica.


Vaticano, 11 diciembre 2008.

TIEMPO DE CUARESMA


Miércoles de Cenizas
Con el miércoles llamado "de Ceniza", comienza la Cuaresma, período de 40 días en el cual los cristianos se dedican a la oración, la penitencia y los actos de misericordia, como preparación para celebrar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo.En este día se efectúa el rito de la imposición de la ceniza en la cabeza de los fieles, con las palabras: "Recuerda que eres polvo y al polvo volverás". Durante estos días la liturgia adopta el color morado para las celebraciones, símbolo de la austeridad cuaresmal.

Ayuno y abstinencia
El miércoles de Ceniza es uno de los dos días del año -el otro es el Viernes Santo- en que los cristianos hacen ayuno y abstinencia. El ayuno consiste en hacer una sola comida importante en el día, que puede ser el almuerzo o la cena. La abstinencia, es la privación de carne y sus derivados en las comidas del día, o de bebidas alcohólicas. Esta abstinencia puede reemplazarse por una obra de caridad, o por una práctica de piedad.

La Cuaresma
Es el tiempo litúrgico de conversión, que marca la Iglesia para preparar la gran fiesta de la Pascua. Es tiempo para arrepentirse de los pecados y cambiar para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo.La Cuaresma dura 40 días; comienza el Miércoles de Ceniza y termina el Domingo de Ramos, cuando se inicia la Semana Santa.El color litúrgico es el morado que significa luto y penitencia. Es un tiempo de reflexión, de penitencia, de conversión espiritual; tiempo de preparación al misterio pascual.En la Cuaresma, Cristo invita a cambiar de vida. La Iglesia invita a vivir la Cuaresma como un camino hacia Jesucristo, escuchando la Palabra de Dios, orando, compartiendo con el prójimo y haciendo obras buenas. También para vivir una serie de actitudes cristianas que ayudan a parecerse más a Jesucristo.Por ello, la Cuaresma es el tiempo del perdón y de la reconciliación fraterna. Cada día, durante toda la vida, se busca desterrar del corazón el odio, el rencor, la envidia, los celos que se oponen al amor a Dios y a los hermanos. También se aprende a conocer y apreciar la Cruz de Jesús.La duración de la Cuaresma está basada en el símbolo del número cuarenta en la Biblia. En ésta, se habla de los cuarenta días del diluvio, de los cuarenta años de la marcha del pueblo judío por el desierto, de los cuarenta días de Moisés y de Elías en la montaña, de los cuarenta días que pasó Jesús en el desierto antes de comenzar su vida pública, de los 400 años que duró la estadía de los israelitas en Egipto.La práctica de la Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se da la tendencia a constituirla en tiempo de penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de la abstinencia. Conservada con bastante vigor, al menos en un principio, en las iglesias de Oriente, la práctica penitencial de la Cuaresma ha sido cada vez más aligerada en Occidente, pero debe observarse un espíritu penitencial y de conversión.


Bibliografía: Diócesis de San Bernardo

martes, 3 de marzo de 2009

Más de 350 años en la Villa de Puente Genil


Pocos son los datos que se tienen de Ntro. Padre Jesús en la Oración del Huerto de Puente Genil; según, algunos historiadores data de la segunda mitad del siglo XVII, siendo anterior al 1664 y de autor anónimo. En la segunda mitad del siglo XVII, la Oración del Huerto pertenecía a la Cofradía de la Caridad, venerándose en la desaparecida Ermita de la Caridad (Calle Don Gonzalo nº 3), junto a la Humildad y el Lavatorio.

En 1664 se constituye la Cofradía Matriz de la Humildad y Paciencia, a la que se unen las hermandades de la Oración del Huerto y el Lavatorio. Durante 30 años (1860-1890) se aloja en la también desaparecida Ermita de Santa Catalina (hoy, Plaza de la Mananta), siendo entorno al 1890 trasladadas al ex-convento de la Asunción, pasando en 1961 a su actual templo, la Iglesia de la Concepción.

La imagen de Ntro. Padre Jesús en la Oración del huerto, es una talla impactante, penetrante, reflejo de la agonía y la dulzura, de la majestuosidad divina y la debilidad humana, del sufrimiento y la victoria, del dialogo y la aceptación. Es una obra, a la que su pueblo, aun no se le ha reconocido todo aquello que merece.

Desde 1942 a 1958 realizaba estación de penitencia el Miércoles Santo, gracias al esfuerzo incansable de dos familias, Rivas y Carmona. Es en 1959, cuando un grupo de jóvenes de la villa, unos cuarenta (siendo numerosa parte de ellos empleados del Banco Central), deciden impulsar la devoción y hermandad de Ntro. Padre Jesús en la Oración del Huerto. Comienza una nueva era dentro de la historia de esta hermandad, cumpliendo hoy 50 años de esfuerzo, penitencia y devoción a la Oración en el Huerto. Medio siglo de historia y esplendor de una Cofradía y Hermandad, que tenía tanto amor a Cristo, que en 1986 incorporo a su devoción, a su Madre, Nuestra Señora de Victoria.

Cincuenta años llenos de retos, ilusión y sacrificio, que dan hoy una Hermandad y Cofradía exuberante, convertida en una gran familia. Donde, el amor a Cristo y a su Madre es el símbolo de unión, de la fuerza y de su existencia.

Aún, queda un largo camino por recorrer, dificultades que superar y retos por lograr; que haciendo cada día más hermandad se conseguirán.

lunes, 2 de marzo de 2009

LA ORACION EN EL HUERTO (El Greco y Gerardo Diego).

Terminada la Última Cena, dicen los evangelios, Jesús y once de sus apóstoles -Judas se había ido a ultimar los detalles de la entrega de su Maestro-, salieron de la ciudad de Jerusalén, atravesaron el torrente Cedrón y entraron en el huerto de Getsemaní (="molino de aceite"), al pie del Monte de los Olivos. Jesús, que ya les había advertido que uno de ellos lo entregaría, les dijo por el camino que aquella noche todos le abandonarían, «porque escrito está: Heriré al pastor y se dispersarán las ovejas». Jesús se apartó del grupo, tomando consigo a Pedro, Santiago y Juan, a quienes les confió, lleno de pavor y angustia: «Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos aquí y velad conmigo». Pero ni siquiera estos escogidos fueron capaces de acompañarle velando y orando. A solas, muy a solas, cayó rostro en tierra, y suplicaba así: «Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya». Entonces, se le apareció un ángel venido del cielo que le confortaba. Y sumido en agonía, insistía más en su oración. Su sudor se hizo como gotas espesas de sangre que caían en tierra. Finalmente, se levantó de la oración, fue donde los discípulos y les dijo: «Levantaos, ha llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado». Todavía estaba hablando, cuando llegó Judas acompañado de un grupo numeroso con espadas y palos. Y al instante se acercó a Jesús y le dijo: «¡Salve, Rabbí!», y le dio un beso. Jesús le dijo: «¡Judas, con un beso entregas al Hijo del hombre!» Entonces aquéllos se acercaron, echaron mano a Jesús y le prendieron. Los discípulos le abandonaron todos y huyeron.

Por la puerta de la Fuente
fueron saliendo los once.
En medio viene Jesús
abriendo un surco en la noche.

Aguas negras del Cedrón,
de su túnica recogen
espumas de luna blanca
batida en brisas de torres.

Jesús viene comprobando,
Pastor, sus ovejas nobles,
y se le nublan los ojos
al no poder contar doce.

«Pues la Escritura lo dice,
me negaréis esta noche.
Herido el Pastor, la grey
dispersa le desconoce.»

Entre los mantos, relámpagos
de dos espadas relumbran.
La luna afila sus hielos
en las piedras de las tumbas.

Ya las chumberas, las pitas
erizan sienes de agujas
y quisieran llorar sangre
por sus coronadas puntas.

Ya entraron al huerto donde
las aceitunas se estrujan,
Getsemaní de los óleos,
hoy almazara de angustias.

Ya Pedro, Juan y Santiago
bajo un olivo se agrupan,
como un día en el Tabor,
aunque hoy sin lumbre sus túnicas.

La noche sigue volando
--alas de palma y de juncia--
y, llena de sí, derrama
su triste látex la luna.

Se oye el rumor a lo lejos
de cortejos y cohortes.
Y el sueño pesa en los párpados
de los tres fieles mejores.

Jesús, solo, abandonado,
huérfano, pavesa, Hombre,
macera su corazón
en hiel de olvido y traiciones.

«Padre, apártame este cáliz.»
Sólo el silencio le oye.
La misma naturaleza
que le ve, no le conoce.

«Hágase tu voluntad.»
Y, aunque lleno hasta los bordes,
un corazón bebe y bebe
sin que nadie le conforte.

El sudor cuaja en diamantes
sus helados esplendores,
diamantes que son rubíes
cuando las venas se rompen.

Por fin, un Ángel desciende,
mensajero de dulzuras,
y con un lienzo de nube
la mustia cabeza enjuga.

Ya la luz de las antorchas
encharca en movibles fugas
y acuchilla de siniestras
sombras el huerto de luna.

Los discípulos despiertan.
Huye, ciega, la lechuza.
Y Jesús, lívido y manso,
se ofrece al beso de Judas.